jueves, 25 de mayo de 2017

WABI-SABI, " El arte de buscar la belleza en lo imperfecto, "


Introducción:
Con este artículo cierro el capítulo dedicado a la filosofía y tradición Japonesas.
Anteriormente hablamos del kaizen y del Kintsukuroi.
Hablaremos del Wabi-sabi: El Wabi-Sabi es una filosofía japonesa nacida alrededor del siglo XIV, que surgió como reacción a la perfección y suntuosidad china de los siglos anteriores. Se define como la belleza de las cosas imperfectas, mudables e incompletas.

Definición:
Es un término estético japonés que describe un tipo de visión estética basada en "la belleza de la imperfección". Dicho punto de vista está frecuentemente presente en la sociedad japonesa, en forma de elementos de aspecto natural o rústico que aparecen en los objetos cotidianos o en algunos elementos arquitectónicos.
Numerosas artes japonesas, durante los últimos milenios, se han visto influidas por el Zen y la filosofía Mahayana, especialmente en cuanto a la aceptación y contemplación de la imperfección, el fluir constante y la impermanencia de todas las cosas. Dichas artes ejemplificarían la estética wabi-sabi, como son:
  • Honkyoku (música tradicional para shakuhachi de los monjes Zen)
  • Ikebana (arreglos florales)
  • Jardines japoneses,( Zen) y bonsáis
  • Poesía japonesa (especialmente el Haiku)
  • Alfarería japonesa (Haigi ware)
  • Ceremonia del té japonesa

Cuando cualquier cosa logra recordarnos, de manera suave y melancólica, que nada es perfecto, que nada dura para siempre y que nada está terminado, merece llamarse Wabi-Sabi.
Tomando como ejemplo la ceremonia del té: para los monjes zen este ritual era una forma de meditación, de dar un espacio para la toma de conciencia del momento. Veían en esta antigua tradición una manera de expresar lo que es difícil de decir, una forma de vida en la que cada detalle, postura y pensamiento resultaba un antídoto para el dolor, el desequilibrio y el duelo de la vida.
La palabra Wabi se refería inicialmente a la soledad de vivir en la naturaleza, lejos de la sociedad; mientras que Sabi se traducía como frío, flaco o marchitado. Pero juntos estos vocablos adquieren un significado más positivo, que hace referencia a la belleza de lo imperfecto, defectuoso o inacabado.
Así, wabi, significa realmente «pobreza». Es decir, no depender de las cosas terrenas —riqueza, poder, reputación— y sin embargo sentir interiormente la presencia de algo sumamente valioso por encima del tiempo y la posición social: esto es lo que en esencia constituye wabi.
La palabra sabi intenta transmitir una sensación de desolación. Implica un espíritu de absoluta soledad y la idea de que no hay nada que permanezca inmutable y de que todos los seres vivos están destinados a morir. Procede del vivo deseo que sentimos de recuperar el mundo de nuestra infancia, el mundo del momento presente, no definido por el lenguaje o los valores que constituye una pura experiencia de la realidad.
 
En esencia, Wabi-Sabi es el arte japonés de la búsqueda de la belleza en la imperfección y la profundidad en la naturaleza, de aceptar el ciclo natural de crecimiento, la decadencia y la muerte. Es simple, lento, y venera la autenticidad por encima de todo.
Esa es la premisa que predica el Wabi-Sabi, el arte japonés que resalta lo fugaz y poco permanente de la existencia, honrando lo rústico, roto, incompleto, viejo y erosionado por el paso del tiempo; así como también la calidez de los objetos de la naturaleza.
Arraigada en el budismo zen, esta antigua filosofía estética contiene así una de las claves para entender la vida de una forma renovada, más libre y disfrutable.




Autores
Esta idea zen, corriente estética o filosofía de vida ha interesado a autores occidentales. Leonard Koren, responsable del libro Wabi-Sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos (Renart, 2008), opina que esta visión de las cosas “puede llegar a ser un modo de vida. Y, como mínimo, es un particular tipo de belleza”.
Se refiere a aquella belleza imperfecta, impermanente e incompleta. Algunas características de la estética Wabi-Sabi son la asimetría, aspereza, sencillez o ingenuidad, modestia e intimidad, y sugiere además un proceso natural.
El Wabi-Sabi ocupa la misma posición en la estética japonesa que en Occidente ocupan los ideales griegos de belleza y perfección.
  Andrew Juniper afirma que:
Si un objeto o expresión puede provocar en nosotros una sensación de serena melancolía y anhelo espiritual, entonces dicho objeto puede considerarse wabi-sabi.
Este pasaje de Andrew Juniper lo resume bien:
El término Wabi-Sabi sugiere tales cualidades como la impermanencia, humildad, asimetría e imperfección. Estos principios subyacentes son diametralmente opuestos a sus opuestos occidentales, cuyos valores están basados en el punto de vista helénico que valora la permanencia, la grandiosidad, la simetría y la perfección.
El Wabi-Sabi es una apreciación intuitiva de belleza trascendente en el mundo físico, que refleja el flujo irreversible de la vida en el mundo espiritual. Es una belleza comedida que existe en lo modesto, rústico, imperfecto o incluso lo decaído, una sensibilidad estética que encuentra una belleza melancólica en la impermanencia de las cosas.
Richard R. Powell lo resume diciendo que:
Ello (el Wabi-Sabi) cultiva todo lo que es auténtico reconociendo tres sencillas realidades: nada dura, nada está completado y nada es perfecto.
En el primero de sus libros, el autor Richard R. Powell propone todo un estilo de vida acorde a este concepto. Un trabajo Wabi-Sabi sería aquel en el que uno hace lo que realmente le gusta, sin estrés, presiones ni jornadas interminables; una alimentación Wabi-Sabi valora lo local y humilde, al mismo tiempo que saborea lo exótico; y una filosofía de vida Wabi-Sabi es la que vive el presente y encuentra la paz y la armonía en la naturaleza y las pequeñas cosas.
La psicóloga, experta en duelos y con consulta en Mérida, Ana Yáñez, opina que una forma de pensar más Wabi-Sabi nos podría ahorrar muchos sinsabores y nos ayudaría a disfrutar más de la vida: “El perfeccionismo, el miedo al fracaso y la no aceptación de las pérdidas son aspectos que nos impiden una postura más flexible, relajada y realista de la existencia. Antiguamente nuestras abuelas veían la vida, influidas por el concepto cristiano, como un valle de lágrimas; pero ahora nos hemos pasado al extremo opuesto y existe la presión de que tenemos que ser perfectos, felices, disfrutar al cien por cien, mantenernos con aspecto joven el mayor tiempo posible y ser excelentes profesionales. Algo que no se corresponde con la realidad y que nos crea mucha ansiedad. El Wabi-Sabi nos reconcilia con la incertidumbre, el miedo, el paso del tiempo, el fracaso, o el hecho de que no siempre hay respuestas; pero que también se puede vivir entre todas estas cosas y llegar hasta a disfrutar de ellas. Yo siempre digo a mis pacientes que somos las personas perfectas para un mundo imperfecto”.
Daisetz T. Suzuki fue una de las autoridades más importantes de Japón en el budismo zen y uno de los primeros estudiosos en interpretar la cultura japonesa para los occidentales. Él describió Wabi-Sabi como “una apreciación estética activa de la pobreza.” Claro que su concepto de la pobreza es muy diferente al occidental, el suyo es más romántico y parte de la idea de eliminar el enorme peso de las preocupaciones materiales de la vida. “Wabi es estar satisfecho con una pequeña cabaña, una habitación de dos o tres tatamis y con un plato de verduras recogido en los campos vecinos, y tal vez escuchar el sonido de una lluvia de primavera suave”.
Filosofía

Nada dura, nada está completo, nada es perfecto. Este concepto zen de la estética y la vida irrumpe en Occidente como herramienta en la búsqueda de una existencia más feliz
Fujiwara no Sadaie, poeta japonés del siglo XII, escribió un poema del cual se dice que capta el espíritu del wabi- Sabi:
 
Miro a lo lejos
Y no veo cerezos
Ni hojas matizadas:
Sólo una modesta cabaña en la playa
A la luz de un atardecer de otoño.

El Wabi-Sabi es una filosofía japonesa nacida alrededor del siglo XIV que surgió como reacción a la perfección y suntuosidad china de los siglos anteriores. Y se define como la belleza de las cosas imperfectas, mudables e incompletas.
Personalmente, me atrae su rebelión contra las superficies uniformes en su firme defensa de lo mellado y rústico.

Dice la leyenda que los japoneses del siglo XIV decidieron aplicarlo a la tan venerada ceremonia del té, saliendo de sus suntuosos palacios a sentarse en chozas que se fabricaban con materiales humildes, y sentarse en el suelo o asientos de madera mientras batían la espuma del té verde. El acercamiento a la naturaleza y la sencillez glorificaba la ceremonia.
Una vida de pobreza era el ideal Zen al que aspiraban los monjes que deseaban alcanzar la verdad última de la realidad, de ahí que surgiera, de estas imágenes negativas, el ideal de una persona que ha trascendido el deseo de gozar de las comodidades del mundo físico y ha conseguido encontrar la paz y la armonía en la vida de lo más sencillo. Se aprende a ser autosuficiente con la insuficiencia de las cosas.
Su belleza está en la aparente imperfección. En esa emoción que implica la aceptación del inevitable ciclo de la vida, lo auténtico, natural y genuino. Si las personas pudiéramos aplicar esta sabiduría a nosotros mismos, seríamos un poco más felices.
Lo que más me atrae de esta filosofía es que reverencia lo simple, lo real, lo auténtico; sin pretensiones de ser algo más y, precisamente por ello, le da un carácter bello.

Sabemos que todas las cosas positivas en la vida siempre tendrán su contraste en lo negativo, por eso las apreciamos y valoramos. Si en estos momentos nos toca estar abajo, sabemos que pronto saldremos arriba, a la luz.

Qué es Wabi-Sabi
Qué no es Wabi-Sabi
Hecho a mano
Manufacturado
Madera deteriorada
Laminado plástico
Piedras rodadas de río
Mármol pulido
Mercados locales
Supermercados
Flores silvestres
Flores modificadas
Lana
Lycra
Papel de arroz
Papel lustre
Cerámica de arcilla
Porcelana
Algodón crudo
Cashmere
Billie Holliday
Britney Spears
Latte
Luz de Luna
Luz Solar
Artesanía
Rococó
Paredes despintadas
Concreto
Tinta China
Bolígrafos
La montaña y sus ríos
Disney World
Haikus
Poesía Romántica
Ikkyu Sojun
Paulo Coelho
El noble silencio
La especulación

Reflexión

El Wabi-Sabi, como una herramienta de contemplación y una filosofía de vida, podría tener una inesperada relevancia como antídoto a los problemas sociales.


Creo que las personas nos sentimos más cómodas con la imperfección, tal vez porque nos permite a nosotros también serlo, siendo singulares para seguir aprendiendo siempre con lo que vivimos.
Una vez trasladamos esta corriente de pensamiento a nuestras vidas, al ser humano, podemos ver la perfecta imperfección que somos, cada uno con su historia, sus condicionantes educacionales, sociales y emocionales, con “su imperfección”, que es perfecta, para mostrarle hacia donde debe mirar en pos de su desarrollo personal.
Esa belleza imperfecta, impermanente (ya que, como decía Lao Tze, lo único permanente es el cambio) e incompleta, por la continua evolución y desarrollo que es la vida en sí.
Ante esta perspectiva lo único que puede nacer desde dentro de cada uno es la profunda aceptación de la vida y sus procesos en cada uno, con ese continuo movimiento, que es el sentido de la propia vida.
Más allá del sistema de pensamiento de cada cual emerge la corriente Wabi -Sabi, para entender, apreciar, y disfrutar la perfecta imperfección que somos.
El Wabi-Sabi es una apreciación estética de la evanescencia de la vida. Las imágenes Wabi- Sabi nos obligan a contemplar nuestra propia mortalidad y evocan una soledad existencial y una delicada tristeza. También provocan un alivio agridulce, ya que sabemos que toda existencia comparte el mismo destino.
  Quizá precisamente porque el término sugiere lo opuesto a nuestra idea de la belleza, el Wabi-Sabi sea tan importante de este lado del mundo. Necesitamos perdonar el accidente y la anomalía porque, primero que nada, de eso estamos hechos. Estamos hechos de finitud y de asimetrías.

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